ACCIDENTS WILL HAPPEN

En pleno Blvd Rosarito
como a menos de 1o km
un auto frente a nosotros los ramones a todo volumen
auto lleno de niños, hasta con los chingados vecinos voy cargando
porque vamso al cine señores
es domingo de cine
y traemos las pilas bien puestas
en eso se oye un rechinido espantoso de llantas
y vemos elevarse
como -no puedo compararlo con otra cosa- como una enorme ballena azul-
un auto enorme una camioneta
parada en lo que parece ser una sola llanta
su tripulantes gritan con voz chillona
la mujer del auto de enfrente grita
mis hijos gritan
emilio el mas pequeño grita "mama, mama, mama" y me toma del cuello
yo atino al freno, me aferro al volante y por alguna estupida razon gritoa todo pulmon
"no! no! no!", como si con eso pudiera detener esa enorme y pesada camioneta en pleno aire.
parece todo en camara lenta
dura minutos enteros en girar sobre su eje
los cristales se revientan
salen manitas de los cristales, parece que saludan alegremente
salen volando toda clase de objetos que alcanzo a reconocer porque, otra vez, la escena perece en camara lenta: latas de cerveza, lapices labiales, bolsas de mujer, bolsas de sabritones, un estuche de cd´s.... el auto-ballena aterriza sobre el camellon, aplastando una palmera, pero con el impulso que lleva la arranca de raiz, la palmera sale disparada y le pega a un auto que estaba en el carril contrario, abollandole la puerta, dejandole el parabrisas lleno de tierra.
"AQUI QUEDENSE TODOS" grite y me baje corriendo, la mujer del auto de enfrente hizo lo mismo, igual sus hijos se quedaron en el auto mientras lloraban. Eran cuatro jovencitas, aproximadamente 17 años, pedisimas y desparramadas por el techo de la camioneta, tres lograron salir a gatas por las ventanas una no se podia mover.
Luego a huevo los buitrones, viejos bigotones dispuestos a ver jovencitas ebrias con la ropa hecha girones, "echenle aigres echenle aigres" decia un pendejo... llego la policia y los corrio ( nos corrio) a todos al a chingada, llego la cruz roja, me subi a la camioneta y seguimos nuestro camino al cine, callados, tristones, y con los cinturones puestos.