ODIO LOS VIERNES

Odio los Viernes que se convierten en lenta despedida. Paso los sabados añorandote y los domingos te grito con mi otra voz; la que guardo para mis soledades, la que va pronunciando tu nombre angustiosa, la que acaricia tus vocales y se desvive por tus consonantes, esta voz que le hace el amor a tu nombre y tus apellidos; que mas alla de palabras, mas alla de sentimientos, tu nombre es un color: imposible es no evocarte en el azul del mar, el azul de este cielo infinito, en lo azul de mis ojos.

Hago el intento por adivinar si sientes, o presientes mis caricias a traves de la distancia, mientras te pronuncio cientos de veces.
Que lejano me parece mi aroma si no incendia tus sabanas, tu cuerpo. Lejana tambien es esta voz que major callo. Tu mano, mi mano, se borran mutuamente, sucesivamente, se Cruzan se desencuantran; son tan efimeras como la angustia que nos delumbra y nos ciega, pero igual nos ilumina de vez en cuando.

A que estaremos destinados tu y yo? Porque estas sensaciones tienen tanta nitidez? Como nos presentimos sin jamas habernos tocado la piel ,de que extraña alquimia nos valemos para convertir nuestra voz en tacto, nuestras palabras en caricias llenas y los fines de semana en años de obscuridad espesa?

Porque antes de tii, el mundo parecia ya escrito? , como un libro olvidado descansaba en un estante empolvado, y ahora tengo estas ganas locas de mandarlo al carajo y escribir un mundo Nuevo sobre tu piel.
Escribirte los mares en tu contorno y la tierra fertile sobre tu sexo; escribirte aves d emil colores revoloteando en el pecho, estrellas y planetas en tus ojos; escribirte trenes que viajan de noche en medio de una ciudad vacia en tu cabeza; y cuando tenga que escribir el fuego de los soles, lo escribire tejido al latir de tu corazon, y sera un fuego semieterno, inconsumable, que me queme la lengua por el resto de mis dias.
Olvide escribirte que te amo? No. Lo supiste antes de empezar a leer esta carta.